Los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) dinamitaron uno de los más famosos templos de la ciudad siria de Palmira, causando una “pérdida considerable” para la humanidad, según la UNESCO. El oasis de Palmira alberga las ruinas monumentales de una gran ciudad que fue uno de los más importantes focos culturales del mundo antiguo. La última destrucción del EI anunciada el domingo fue la del templo de Baalshamin –el más importante después de Bel, según el Museo del Louvre de París–, que comenzó a construirse el año 17 y fue embellecido por el emperador romano Adriano en el año 130. Baalshamin, dios del cielo fenicio, se asocia a Aglibol (dios de la luna) y a su hermano menor Malkbel (dios del sol). La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, consideró la destrucción del templo como “un nuevo crimen de guerra y una pérdida considerable para el pueblo sirio y