Odio: rostro pusilánime del miedo
EL BOBO DE LA CAJA
Publicidad
EL BOBO DE LA CAJA
El discurso del odio ha servido para sostener gobiernos, para aupar a candidatos, para que fuerzas supremacistas condicionen la política de un país, para que grupúsculos fanatizados penetren y se enquisten en las instituciones del Estado. Lo dice –palabras más, palabras menos– la periodista alemana Carolin Emcke, quien desgrana los mecanismos de este sentimiento en su ensayo Contra el odio. Además de Europa, la experiencia de la autora comprende asignaciones en Asia, Medio Oriente y América Latina. Por supuesto, los razonamientos que ofrece son aplicables también a la polarización que en Guatemala suscitan fenómenos como el éxodo de desahuciados rumbo al Norte, las viudas y huérfanos que dejó la guerra, los movimientos políticos de emancipación, el masivo clamor por acceder a los derechos más elementales, el combate a los privilegios y la impunidad; la lucha reivindicativa por instaurar un sistema de justicia en cuyo manto quepamos todos, no
Publicidad
Publicidad