Rubén Darío publicó Azul en Chile, el libro germen de la renovación de la poesía en lengua española, durante su primera salida fuera de Centromérica. El general salvadoreño Juan José Cañas, exiliado en Nicaragua, hizo el contacto en el país donde había sido embajador plenipotenciario, para que el poeta nicaragüense fuera bienvenido. Fue él quien lo motivó a partir, y ante el temor de Darío por su imposibilidad económica, el General le recomendó: “vete a nado, aunque te ahogues en el camino”. Luego de una temporada en Valparaíso, se trasladó a Santiago, la fina ciudad a la cual llegó como provinciano de mala facha, razón por la cual lo cambiaron de hotel, porque fue llevado a uno inferior, para no desentonar. Desde entonces optó por la elegancia en el vestir, y a pesar de su precariedad, compró un abrigo de calidad que lo protegiera del frío y le asegurara el