Arkham Knight
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De niños quién no quiso ser Batman, incluso ya de adultos habrá uno que otro que quisiera ser el justiciero de la noche. Desde el lanzamiento del Detective Comics no. 27 en 1939, los fanáticos del superhéroe de la DC esperaron 47 años para poder controlar al personaje en un videojuego. Pero desde ese 1986 a la fecha, la última entrega de la trilogía Arkham –y con la precuela de Origins– completa un arco que permite meterse en la piel de Batman. Lanzado hace un par de meses, Batman: Arkham Knight es quizás uno de los juegos de open world –que permite explorar una atmósfera en lugar de ser una sucesión de pantallas y niveles con espacios definidos– que más aprovecha los motores gráficos de las consolas de octava generación, en particular el PS4. El resultado es una Gótica mucho más grande que sus antecesoras, cuyo juego de luces y
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