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EL BOBO DE LA CAJA
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EL BOBO DE LA CAJA
Guatemala tiene hoy la oportunidad de remontar la podredumbre de sus instituciones de gobierno (y el desafío de liquidar a quienes, desde lo público y desde lo privado, tienen secuestrado el sistema), para lo cual no basta ni con la venia de la Embajada ni con el auxilio diligente de la CICIG. Muy necesarios podrán ser ambos espaldarazos, sí, pero es a nosotros los ciudadanos a quienes atañe la decisiva responsabilidad de intentar, por una vez en nuestra historia, ponernos de acuerdo en el tipo de proyecto de nación que queremos fundar de cara al futuro. Algunos, los más intrépidos, aspiramos a transformaciones radicales y profundas en aras de salvar a la humanidad del capitalismo. Con toda franqueza, dudo que algo así logre cuajar en el seno de una sociedad tan, pero tan conservadora. Habrá, entonces, que templar las ansias y limitarse –peor es nada– a salvar
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